Estoy enferma,
soy una luz intermitente
una especie de álbum con imágenes desteñidas
parecido al Párkinson del anciano
que alimenta palomas en la plaza
tengo esa enfermedad y otras atacándome el cerebro
la espalda, la lengua
mi corazón
mis pupilas que van vaciándose rojas
tiñéndome los dedos
hinchándome la cara
debilitándome por dos veces
más adentro que los órganos
soy la tabla de ajedrez rota
en que soy otra y no me encuentro
ahí en los lugares donde me destripas
y luego abotonas
ahí donde contengo las rabietas de Neptuno
y te cierro
y me devuelves como un vómito de tus recuerdos
coleccionando lo que no son indiferencias
pero que hieren como aguja
y no te juzgo por dentro
ni me juzgo por más adentro
o lo que califica como juzgar
que es como interpretar las señas de sordomudo
donde juego a unir los continentes
cada vez que alucino
las veces que cruzo los azules profundos
desde donde te amo oculta sin verte
y me dejo
y me voy yendo
me estoy yendo sin saberlo
y me da miedo que este cáncer termine
por mutilarme el pensamiento
que se me vuelvan las enfermedades al pelo
tengo miedo
tengo mucho miedo