El camino sin paradas

Tierra húmeda y roja 
Botines hundiéndose entre las sombras por un bosque lluvioso y copioso dónde me instalé por cuenta propia.
Soy el camino en esta penumbra y una botella de Ron sobre esta mano rota.
Soy el cigarrillo para espantar también a las moscas
A ver si consigo despejar el sendero, para esperar por ese algo que distraiga esta boca.

Hay viento, agua y truenos
Susurros que se cuelan en mis pensamientos, ahogados en licor
y cayendo con exagerado estruendo.
Un nuevo aire cálido se cierne en el pecho 
y golpea también en mi rostro traspasado por el tiempo,  
Una ensoñación de tabaco y miel.
Un camino de maleza y sal.

Sigo adelante, 
cubierta de melancolía como devota comparsa
soy una extraña en este episodio en que divago 
que soy forastera perdida en su propia trama. 
Este cielo se desvanece en la oscuridad
y por cada vagabundeo, que es mi destino
Parece que debo aceptar el aburrimiento como maldición.

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