Me da miedo que, haciendo cosas cotidianas
de la nada
aparezca esa silueta difusa, confusa, dispersa,
quizás indiferente...
Tengo miedo que un día normal
yendo por la calle
sosteniendo esta humana presencia
la encuentre frente a mí
impactando todo el trayecto.
Me recorre el temor de impregnarme de sombras, de sus ausencias
rodearme de palabras que no pienso, maldecir lo que no odio
cuestionar mis sentidos anhelos,
rodearme de palabras que no pienso, maldecir lo que no odio
cuestionar mis sentidos anhelos,
para finalmente guardarlos en la mochila del silencio.
Es que a veces tengo miedo de lo que no veo, pero presiento
miedo a voltear el cuerpo y comprender que no hay esperanza
y recibir de golpe el sinsentido que es andar estas calles con el vacío a cuestas
Tengo miedo a que un día ese fantasma penetre este pecho
y me obligue a decir basta, a creer que no hay más
que lo imposible se queda en eso,
en imposibles
Me atormenta imaginar que viene hasta aquí con pasos raudo y decrépito,
con el cuerpo cayendo, el pelo canoso y diga
que ya no quiere verme fuera de la cama
que susurre para decir lo mucho que odia las canciones
como las que puse hoy mientras conducía a Rio Bueno.
Tengo miedo que un dia decida quitarme el volante y terminar con todo.