Hubo una vez...

Primer acto

Hubo una vez una señorita
que tras una ventanilla
atendía muy bien al público

Segundo acto

Hubo una vez una señorita
que tras una ventanilla
atendía muy bien al público
y no usaba tonos petulantes para hablar

Tercer acto

Hubo una vez una señorita
que tras una ventanilla
atendía muy bien al publico,
no usaba tonos petulantes para hablar y
no ocupaba tu tiempo en hacerte entender que un NO
significaba NO y que en cambio,
si hubieses salido a la hora,
no te hubieses tropezado en la esquina de la plaza,
con esos escombros de basura que suelen haber
y no se te hubiese cruzado la misma señora que te jode
con conversaciones existenciales en los momentos en que andas más apurada,
quizás y solo quizás,
hubieses logrado llegar a tiempo antes de que cierren la oficina,
donde deberías dejar tus datos para rellenar un formulario ridículo,
donde tal vez y solo tal vez,
alguien de gerencia,
en el transcurso de la próxima semana,
se hubiese dignado a revisar tus papeles para ver si es probable
acceder a tu petición de poder adquirir el miserable cable nuevo para la TV
que se te echó a perder, porque tu hijo, en una arrebato de creatividad,
se le ocurrió cambiar de lugar las cosas de la casa y terminó pisando el estúpido cable,
con el que ahora ya no puede ver Dragon Ball Z…

Que bueno que eso nunca ocurrió,
por que siempre hay señoritas
que tras una ventanilla
atienden muy bien al público...


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