LA UTOPÍA ANÁRQUICA

La lontananza del mar desde éste desierto confuso, desconcierta mis movimientos El pulso entrecortado la sed incesante el flujo arterial intermitente el hambre inclemente y mi cerebro a punto de ser derramado El ideal se me arrima tímido lo acaricio mirando la vendimia del horizonte el vacío del futuro me saluda a sabiendas que nos veremos más tarde La utopía crece lenta sin apuros con la consistencia templada con el presagio aflorado de que algún día será y que en algun momento construirá, crecerá, alimentará y desbordará conciencia, rebeldía y libertad.

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Canela

Al vestirnos de horizonte, la alta canela de la primera capa, que llamamos piel, se eriza y enrosca conmigo. La cantata pueblerina se entona...

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