LE PERSONA QUE NO SE APURABA

En las calles de la gran ciudad, marcaba sus lentas suelas la persona que no se apuraba. Un día, luego de tomar un café expreso, de casi dos horas en la esquina de su trabajo, salió pensando en lo importante que es tomarse el tiempo necesario para todo. Pensaba en aquello y en otras cosas, cuando escuchó un grito que llamó su atención. Se trataba de un tipo en bicicleta que pasaba al lado suyo cruzando la esquina quién, sorprendido de la lentitud de este, le manifestó:

-¡Apura weón, que viene un camión!-

A lo que tranquilamente este contestó:

- Nah, que se espere el culiao...


Y murió.


Moraleja: Cuando cruce la calle ¡apúrese!, así no morirá ni entorpecerá el paso de los que venimos tras de usted sin poder adelantarlo por la mierda de maleta que lleva, pensando sobre todo en los muchos que sí nos importa cruzar la calle antes que se ponga en rojo mientras viene un camón rápido, porque no solo queremos llegar vivos, sino que además, queremos llegar a tiempo!

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