Arriba es Neptuno y abajo su holograma
Pudimos vestir de azul sin caer tan profundo
pudimos flotar como nos saliera,
como hubiésemos querido
Hoy más bien caen cadáveres de uno en uno
y sobre esta mancha sin carne propia
no sé cual va dejando tal putrefacción
Arranco de los espejos en que abrir ha sido cerrar
y la música suena en tono pastel como aquel tiempo antiguo
cuando también hubo color rosado
y el pijama de piel puesto por el lado contrario
no molestaba tanto en la parte en que van los ojos
Si pudiera dar vuelta el reloj de arena...
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