Heme aquí hoy,
¿Que me queda en esta vereda?
sosteniendo de manera incólume tus nostalgias,
con la sonrisa escondida
y el garabato de niño en la espalda
y el garabato de niño en la espalda
alegando inocencia por este nuevo presidio
He aquí yo nuevamente,
recordando y de reojo observando,
con la vergüenza del poeta sin acentos
o la humillación del banquero punk
despreciado por el ojo gris y torturado
con el olor a gas...
despreciado por el ojo gris y torturado
con el olor a gas...
He aquí yo ultimamente,
con las extremidades gastadas,
con el aire de testaferro en el negocio
en que hipotequé el infierno,
en estado de ceguera por legañas en punto fijo
¿Que me queda en esta vereda?
¿lanzar colores brillantes al rostro?...
¡BASTA!
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