Crónica de la muerte de un poeta


Está sonriendo,
te observa,
bebe el último trago de vino
y toma un lápiz

Busca un papel de su mochila
no encuentra,
incómodo coge una servilleta...

Vuelve a observarte,
sonríe con incredulidad,
sale de él una 
bocanada de humo

Luego de una efusiva carcajada
se dirige a escribir,
llega hasta el papel y no,
no quiere, o no puede
¿ya no hay nada que decir?

¿Que pasó?
¿sólo piensa?
¿sólo quiere corresponder
a sus conversaciones 
internas y permanentes, acaso?

¿Que sucede?
algo le molesta
y de pronto se escucha:
"¡mierda!
¡ya no tengo nada!",
un gran estruendo 
acompaña la exclamación 

Los curiosos asistentes 
a aquél nocturno espectáculo
dirigen sus miradas hacia el rostro cubierto en lágrimas.

Sobre él
las frías manchas de tinta, 
la sangre de uñas mordidas, 
el sudor helado y un charco de vómito bajo el rostro fiambre 
del que ahora yace sobre la mesa...
















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