Animal



Ver para creer- les respondió la joven, a la vez que posaba unos voluptuosos senos sobre el marco de la ventana. Los hombres atónitos, no daban crédito a lo que acontecía y, tan estupefactos como ansiosos, dejaban caer sus herramientas de trabajo para romperse violentamente las cremalleras. Hurgaron entre sus carnes hasta dar con lo que se atropellaba y crecía allí dentro. Ellos estrangulaban sus miembros y ella enrojecía el aire con sus movimientos.
Luego de unos segundos la escena había cambiado, sangre en vez de sudor surcaban los cuerpos obreros. Una ráfaga polvorienta de grandes senos se difuminaba en el aire, solo eso lograron retener como imagen, pero las carcajadas de bestia maliciosa traspasaron los oídos y permanecieron para siempre en el recuerdo de esa tarde... 
¡Ver para creer!- les decía a lo lejos una silueta animal
Ver para creer…- a ellos, aun atónitos, se les escuchó repetir.

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