UNO QUE SE FUE...

Nadie supo cuándo terminaste tus días,
a nadie le importó tu suerte.
y diría que una vez cada mes,
quizás por un día completo y a cada rato.
solo que tú tenías libertad para la autodestrucción,
y yo, siempre cobarde, autocomplaciente,
lúcida, como le gusta a la sociedad mantenerte.
hasta años después.
Por casualidad, alguien me habló de ello.
tampoco habría hecho nada diferente,
porque era así:
la muerte te acompañaba desde siempre,
y te fuiste solo, sin nada que decir.
porque tu recuerdo no acabará más que en mi mente,
como cuando fijabas la vista para observar a la gente,
y sonriente filosofábamos las botellas de agua ardiente.
como tu respiración.
Y yo, aquí, continuaré pensando en que nunca intenté detenerte,
y volveré a tu imagen tantas veces como hoy,
que acabo de escuchar tu canción,
mientras tu sonrisa trémula se diluye,
cuando te pienso ahora, tan inerte...
Aún hoy, nadie te recuerda, pero yo sí.
Yo sí te recuerdo, con sonrisa permanente,
Yo sí te recuerdo porque nos parecíamos harto,
Tampoco supe del día en que la corbata apretaste al cuello
Si hubiese sabido en ese momento,
Aún hoy sigues solo por aquí,
Seguirás solo, y tu camino, cortado,

EL BLANCO DE LOS MISILES ROJOS

Es posible que caminando entre cenizas y charcos
entre sangre, tumulto y llantos
encuentres 
entre tanta tumba
algo con un poco de vida

Y en esperanza 
limpies las llagas
detengas el dolor 
y cures heridas
para que 
en los pasos que marquen esas y otras suelas
no encuentres más que espacio 
para la prudente alegría
para hacer fotosíntesis que renueve el escenario
y despidamos este holocausto que por ahora prima


Hace falta entonces una mano conocida
una mirada risueña que surja cristalina

un canturreo susurrado
para sacarnos las bombas y misiles genocidas

Quitarnos la lluvia de pólvora que aun ahora se avecina
porque es posible que en estos grados
seamos blanco del hierro rojo todavía
y es que hace falta destrozarse las condolencias
y los balcones suicida

Habría que derrotar las razones tímidas
que han forjado el carácter kamikaze 
por estos miles de días
Encender las joyas de la paciencia
Encender las joyas de la justicia
Encender las joyas de la inocencia

Encender las joyas de la inocencia...



Inventario de una ausencia

He despertado los últimos años como quien vuelve a una casa demolida, como quien presencia su propio entierro y me encuentro ahí, sin haberm...

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