como quien vuelve a una casa demolida,
como quien presencia su propio entierro
y me encuentro ahí,
sin haberme ido del todo,
sin haber llegado nunca
sintiéndome dormida.
Parece que desaparecí
O me escabullí
como una silla vacía que nadie usa,
como un zapato huacho bajo la cama,
como Dios viéndome y preguntándose:
Parece que desaparecí
O me escabullí
como una silla vacía que nadie usa,
como un zapato huacho bajo la cama,
como Dios viéndome y preguntándose:
¿Para qué?...
Me disuelvo en este aire,
como jugo en polvo sobre esta jarra
cayendo en un charco turbio
repleto de rutina...
Esto es un río
donde los días flotan
como peces sin vida.
Y engordo.
El cuerpo crece como una excusa,
como si quisiera ocupar más espacio
para compensar la real ausencia
Llena de miedos,
como quien llena de muebles una casa
para que no se note tanto el vacío.
Tantas preguntas,
tantas ausencias,
tantas cuentas por pagar,
da la sensación de que la vida es un poema mal escrito
por alguien que ya se hartó de corregirlo
da la sensación de que la vida es un poema mal escrito
por alguien que ya se hartó de corregirlo
yo me aburrí de corregir
Y sin embargo, sigo
con los pies metidos hasta los tobillos en la nada,
viendo pasar la existencia
como quien mira llover en una ciudad que no conoce.
Me quedo,
esperando una revelación que ya se perdió
entre las líneas de este poema.
Tratando de comprender
¿quién es esta que escribe?...